miércoles, 7 de noviembre de 2012

Las tres parcelas de la mente, según Freud


¡Hola, colega lector! Bienvenido a este blog, hecho para las asignaturas de Filosofía y Psicología de 2º de Bachillerato. A lo largo del curso iré exponiendo por aquí información y redacciones sobre diferentes temas que vayan surgiendo en las clases.
Para empezar con el área de Psicología, es indudable que hay que hablar un poco del médico Sigmund Freud, padre del revolucionario psicoanálisis, y primer motor dentro del campo de estudio de la Psicología.
Sigmund Freud LIFE.jpg

Dentro de su extensa teoría psicoanalítica, uno de los postulados de más peso en su día, fue el siguiente:
Como ya antes investigó, nuestra mente tiene un contenido conciente, que podemos reconocernos a nosotros mismos y a los demás (recuerdos, pensamientos racionales aprendidos...), y otro contenido, el subconciente, que sin darnos cuenta, tal vez domina la mayoría de nuestros actos y nuestros deseos a lo largo de nuestra vida.
Pues bien, durante nuestro crecimiento y para adaptarnos a la vida social, conservando un equilibrio entre nuestro contenido conciente y subconciente, desarrollamos tres instancias en nuestro pensamiento:

El Yo:
Es, a finde cuentas, la identidad que nos creamos ante los demás. Con el Yo, buscamos reconocernos a nosotros mismos y ser reconocidos ante los demás, otorgándonos un nombre, unas ocupaciones y, en general, una forma de ser que sea compatible con nuestro entorno social.

El SuperYo:
Es el conjunto de normas, conductas aceptadas socialmente y límites a nuestros impulsos, que aprendemos en nuestras primeras etapas de la infancia. Según Freud, el SuperYo constituye una “barrera”, mediante la cual aprendemos a controlar nuestros impulsos sexuales, violentos o salidos de la norma establecida, en general.

El Ello:
Finalmente, y posiblemente con un papel muy dominante en nuestra mente, aunque no nos lo parezca, en nuestro pensamiento ocupa un gran lugar un conjunto de deseos, pensamientos primitivos y de origen irracional que está en constante conflicto con el Yo y el SuperYo.
Para Freud, la sexualidad (entendida como una pulsión primitiva, que se puede manifestar de maneras muy diversas), tiene una incidencia incesante sobre el individuo desde su infancia. Por ello necesitamos de la creación de las otras dos parcelas dentro de nuestra mente, para controlar tales pulsiones y sus desastrosos efectos, dominando (o intentándolo, ya que según el investigador, somos casi esclavos de estas pulsiones) nuestro principio primitivo del placer.

Este doctor, investigador durante toda su vida de las patologías de la mente, postuló que la mayoría de neurosis (enfermedades mentales) existentes, se deben a un desequilibrio entre un contenido del Ello excesivamente restringido, lo cual constituye una energía que necesita salir de algún modo por algún lugar, y se puede manifestar incluso en forma de ansiedades, depresiones o trances de violencia, el mal de la represión, como lo llama él, era el culpable de gran cantidad de desequilibrios mentales.

Por último, como soy de Humanidades, no puedo evitar hacer un pequeño apunte.

¿Sabíais que allá por el s.V a.C., los antiguos griegos ya creían en ciertas tendencias propias del dios Dioniso (patrón del vino, el sexo y el teatro, imaginaos qué clases de tendencias), que posteriormente fueron acuñadas por Nietzsche como Virtudes Dionisíacas, las cuales forman parte indudable de nuestro alma, y si no son liberadas, provocan desequilibrios y enfermedades mentales? 

 Y todo eso lo descubrieron sin saber qué diablos sería en el futuro un diván. Curioso.

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